Los españoles vuelven a la carretera como antaño. Solo entre julio y agosto la DGT registró tantos movimientos como en esos mismos meses de 2019. Desplazamientos que, en última instancia, han beneficiado al taller, ya que las reparaciones hasta septiembre aumentaron un 9,7%, según ha presentado Solera -que mueve más de cuatro millones de reparaciones anuales- en el IV Observatorio de la Posventa Oficial de Faconauto, celebrado hoy.
Esta cifra, no obstante, es un 14% inferior a la del mismo periodo de 2019, pues acusa los meses con restricciones de movilidad hasta mayo; si bien encamina a los talleres hacia la recuperación de las cifras precovid para 2022.
Sin embargo, Solera alerta de que la salida de la actual crisis será distinta a la de 2008 y 2012, en tanto durante estos años el envejecimiento del parque no ha dejado de crecer. Con 13,2 años de media, actualmente el 62% de los vehículos en circulación supera la década de antigüedad. Y, al contrario de lo que muchos piensan, más años no significan más reparaciones, sino al revés puesto que no cuentan con la garantía del fabricante o están cubiertos con seguros de franquicia.
De este modo, estos vehículos más viejos son mayoría en carretera, pero apenas pisan el taller, al ser responsables de solo el 25% de las reparaciones. En cambio, los nuevos son solo el 23% del parque, aunque hacen el 42% de las reparaciones.
La salud financiera del taller
Otra de las claves de la recuperación dependerá de la salud financiera de los talleres. Se trata de un sector que contabiliza, según el INE, casi 45.000 negocios de reparación y mantenimiento de vehículos, donde dos de cada tres empresas tienen menos de 10 empleados.
Dentro de este universo, Solera pone el foco en la llamada “clase media”, negocios con entre 11 y 25 empleados, que son uno de cada cuatro en el sector y que tienen unos niveles de morosidad más propios de talleres pequeños, según datos de Equifax para Solera. En concreto, un 7,3% de la clase media no está al corriente de sus obligaciones de pago, cuando los negocios con más de 25 trabajadores están muy por debajo, en el 4,7%.
Esta clase media, que ha crecido al calor de la recuperación y que aún tiene compromisos financieros que pagar (hay más morosidad en los negocios jóvenes), conforman uno de los colectivos más vulnerables dentro de la posventa en el actual contexto económico y de envejecimiento del parque.
Según José Luis Gata, responsable de Mercado Posventa de Solera, “otra circunstancia a tener en cuenta será la crisis de los microchips, que no solo afecta a las plantas de producción y a primer equipo, sino que la ‘colada’ llega a toda la cadena de valor, incluida la posventa en lo concerniente al recambio y cuyos efectos se notarán más adelante”.